Es muy sencillo cuando el presentador del informativo da paso a un reportero que está en Siria. Nadie para a pensarse en qué situaciones está desarrollando su trabajo. Total, es el mismo trabajo que la persona que está en la playa informando de que ha llegado el verano. Pero no, nadie se para a pensar en que puede tener a los tanques a menos de un kilometro, y que se estan jugando la vida por contar. Que eso es el periodismo. Contar la vida. Y los reporteros de guerra se la juegan por el simple hecho de contarle al mundo lo que pasa en lo peor que al mundo le puede pasar: una guerra. Dicen que dos no pelean si uno no quiere, el problema es que en estas contiendas bélicas dos si quieren pelearse, y muchas veces no es por lo que realmente se dice. Hoy hace quince años mataron a José Couso. Lo mató Estados Unidos, cuando sus tropas decidieron atacar el hotel en que se alojaban los periodistas. Estaban contando, él y muchos mas la situación que una alianza entre Estados Unidos, España y Reino Unido había provocado en Irak. Couso quedó ese día vivo para muchos de los que sueñan con un periodismo mejor, en el que poder contar la verdad sin cortapisas de ningún poder. Sería eso tan bonito.
Y amigos, no se crean que aquellos periodistas que humildemente aceptan jugarse la vida por hacer su trabajo. Antonio Pampliega relataba que en 2008 pidió un préstamo de diez mil euros. No lo hizo para comprarse una casa. Ni un coche. Lo hizo para poder trabajar. Tiempo después fue secuestrado junto a los periodistas Angel Sastre y José Manuel López. No llevaban la protección de un medio de comunicación español. Aquí los medios prefieren los freelances, con los que no tienen que pagar los gastos de mandar a un trabajador tuyo y a los que solo le pagan por un minuto de tele, un párrafo de noticia. Los medios españoles prefieren gastar dinero en pagarle a Belén Esteban para que cuente como fue su idilio con tal torero. Y los ciudadanos de a pie lo seguimos permitiendo.
Algunos pagan 50 euros, 35 o nada por un reportaje. Lo hacen desde cómodos sillones en sus no menos cómodos despachos. No pisan el barro.
El viernes hizo quince años del asesinato de David Bloom en la misma guerra. Bloom presentaba junto a Soledad O' Brien la edición de fin de semana de Today en NBC. En Estados Unidos las cadenas si mandan a sus reporteros. Vease la gran Christiane Amanpour. En Chile, Rafael Cavada y Santiago Pavlovic se hicieron celebres por su cobertura para TVN de la guerra, y contratados por la señal. En España Antena 3 despidió al reportero de guerra Carlos Hernandez ese mismo año. Había dinero para pagar a Ana Rosa pero no al pobre Hernandez. Así va el periodismo español.
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