Viernes de agosto. Un viernes de agosto más. No es un viernes de agosto cualquiera. Es un viernes de agosto con la mente en septiembre. Es el último viernes de agosto. Las playas están a punto de vaciarse y tú caminas por la calle. Estás escuchando la radio, seguro, y quizás un rato antes has visto la televisión.
Si has hecho ambas cosas, notarás un clima de melancolía. La melancolía está en el aire, y te invade. Todo lo impregna de ese clima, que por otra parte es un clima mezclado con ilusión. Es el último viernes de agosto, es el último. Es el último de los sustitutos del verano.
El final del mes de agosto, y la aparición de septiembre en el calendario, intenta marcar con insistencia el final del verano, pese a que en realidad a tan calurosa estación aún le queden tres semanas más.
Los medios insisten en hacernos creer que el verano acaba cuando ellos estiman que los sustitutos están amortizados. Los sustitutos suelen ser los primeros espadas de las cabezas de cartel durante el resto del año, los actores secundarios que cogen el papel de protagonista, con más o menos suerte, cuando éste decide no presentarse ante el respetable.
Sustitutos los hay de todos tipos, para todos los gustos. Están los que apuestan por hacer algo diferente, más alineado con sus convicciones, y están los que deciden seguir una línea continuista. Esto normalmente más que una elección propia, es una elección de los medios para los que trabajan, que creen que innovar es siempre una mala idea.
Sustitutos hay buenos, hay regulares y hay malos. Los hay que mejoran tanto al titular que deseas que no vuelva y los hay que es un suplicio seguirles, con en cambio de canal o de emisora como mejor opción. Están los que por primera vez se quedan sin por ir de vacaciones en los meses ''duros'' del verano y los que ya montan castillos de arena en la redacción. Están los que hagan ese castillo por última vez y el año que viene dejen de estar tan visibles en verano, o los que lo sigan haciendo pero en otro horario en verano.
Ser sustituto de verano no está reconocido. Al menos casi nunca. Te acompañan, se desviven para que no te aburras cuando la sequía de ideas deja a tu cerebro sin planes con los que entretenerse, y lo hacen por el mismo sueldo, y como mucho un gracias tras cumplir la misión. Y mientras tú disfrutas, te enamoras o te descubres, ellos están pensando en algo que te pueda gustar, por si se te ocurre encender la tele o sintonizar la radio. Ellos están para tí, valóralo.
Si has hecho ambas cosas, notarás un clima de melancolía. La melancolía está en el aire, y te invade. Todo lo impregna de ese clima, que por otra parte es un clima mezclado con ilusión. Es el último viernes de agosto, es el último. Es el último de los sustitutos del verano.
El final del mes de agosto, y la aparición de septiembre en el calendario, intenta marcar con insistencia el final del verano, pese a que en realidad a tan calurosa estación aún le queden tres semanas más.
Los medios insisten en hacernos creer que el verano acaba cuando ellos estiman que los sustitutos están amortizados. Los sustitutos suelen ser los primeros espadas de las cabezas de cartel durante el resto del año, los actores secundarios que cogen el papel de protagonista, con más o menos suerte, cuando éste decide no presentarse ante el respetable.
Sustitutos los hay de todos tipos, para todos los gustos. Están los que apuestan por hacer algo diferente, más alineado con sus convicciones, y están los que deciden seguir una línea continuista. Esto normalmente más que una elección propia, es una elección de los medios para los que trabajan, que creen que innovar es siempre una mala idea.
Sustitutos hay buenos, hay regulares y hay malos. Los hay que mejoran tanto al titular que deseas que no vuelva y los hay que es un suplicio seguirles, con en cambio de canal o de emisora como mejor opción. Están los que por primera vez se quedan sin por ir de vacaciones en los meses ''duros'' del verano y los que ya montan castillos de arena en la redacción. Están los que hagan ese castillo por última vez y el año que viene dejen de estar tan visibles en verano, o los que lo sigan haciendo pero en otro horario en verano.
Ser sustituto de verano no está reconocido. Al menos casi nunca. Te acompañan, se desviven para que no te aburras cuando la sequía de ideas deja a tu cerebro sin planes con los que entretenerse, y lo hacen por el mismo sueldo, y como mucho un gracias tras cumplir la misión. Y mientras tú disfrutas, te enamoras o te descubres, ellos están pensando en algo que te pueda gustar, por si se te ocurre encender la tele o sintonizar la radio. Ellos están para tí, valóralo.
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