No, no era Pilar García Muñiz. Se acuerdan que cuando Andrea Ropero anunció su marcha de 'La Sexta Noche', muchos empezaron a candidatearla. Pero no, al final La Sexta no tenía sintonizada TVE, tenía sintonizada otra tele publica, pero autonómica. Y esa tele era Telemadrid, y estaban viendo 'Buenos Días Madrid'. Así tempranito, de buena mañana. Y viendo la tele con el café en la mano pensaron pues oye Verónica Sanz lo puede hacer bien en los sábados noche, que Ropero se ha ido con Wyoming. Y pues eso va a pasar.
Verónica Sanz ha presentado durante once meses 'Buenos Días Madrid', el mítico despertador de la cadena pública. Lo ha hecho con Ricardo Altable. Dicen que para que te toque la gran oportunidad, muchas veces es más importante estar que ser. Verónica es una gran profesional, pero además tuvo la oportunidad de estar en Telemadrid en el momento indicado. Había llegado tres meses antes a la cadena, dentro del equipo de 'Las Mañanas de Cuatro' que puso en marcha el programa '120 Minutos' de María Rey. En 'Las Mañanas de Cuatro' ya había tenido la oportunidad de presentar, de vez en cuando, cuando no estaban Javier Ruíz ni Marta Fernández.
Pues mira que Verónica y Ricardo no me convencieron al principio, en 'Buenos Días Madrid'. Se notaban ganas, pero no encontraban el ritmo. Pero oye que perfectos. Bueno, casi, que nadie es perfecto. Ahora me da pena que se separe la pareja matinal. Cada vez me gustaban más, y creo que encajaban mejor. De hecho, deseaba que dieran el salto a algún matinal nacional.
Pero bueno, que Verónica se va. Y se va para crecer. Llega en un momento intenso politicamente a una cadena con tradición de grandes coberturas. Tiene todo para brillar en la cadena verde, y nuevamente si brilla es más estar que ser. Al fin y al cabo, en La Sexta, si algo pasa, es que se potencian las caras.
Y en 'Buenos Días Madrid' se queda Altable, que sigue sumando programas, amaneceres y coberturas especiales. Y quizás algún día se reencuentren, en La Sexta, en Telemadrid, o en alguna otra pantalla. Se reencontraran Ricardo y Verónica, los que dieron la cara para que las mañanas de Madrid cambiaran durante un año.
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