Estaban entre Guantánamo o la gala de los Goya, y finalmente Buenafuente y Silvia Abril han sido condenados a presentar la entrega de premios esta noche desde Sevilla. Dicen que se llevan la gala al sur, a ver si con aíres nuevos, el olor tóxico a insulto se disipa, aunque las teclas feroces de Twitter auguran otra gran noche para el vertedero de la dignidad.
El año pasado Joaquín Reyes y Ernesto Sevilla ya sufrieron los zarpazos de la bestia twittera, que se centró en ellos, representantes de un guión flojo y poco acorde al carácter reivindicativo que impusieron invitadas como Leticia Dolera. Reyes y Sevilla salieron magullados de la fiesta del cine, convertidos por muchos en la fiesta del insulto.
Buenafuente y Abril verán esta noche como su corazón se deteriora, si se dan una vuelta por las redes sociales, convertidas esta noche en redes de destrucción masiva, destrozando un show, una fiesta, que se olvida de su carácter lúdico, y pasa a ser el lugar donde cada uno vuelca sus frustraciones del día a día.
El vomitorio de Twitter se vestirá esta noche de gala, y preparará sus mejores insultos y calumnias para una noche tan señalada. Si Buenafuente y Abril recibieran como un muñeco de vudú, cada una de las criticas destructivas, que no constructivas, que se realizarán esta noche, no se podrían ni levantar de la cama, de tan inmenso dolor.
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