El dictador Francisco Franco llevaba un mes y medio de agonía. Una gripe que se había complicado, y que acabó provocándole la muerte. La situación era grave para Franco que durante 40 días agonizó entre el palacio del Pardo y el Hospital de la Paz.
La noche del 19 al 20 de noviembre de 1975 parecía tranquila. Los españoles tenían noticias de que el estado de salud del caudillo era grave, pero nada hacía indicar que esa fecha sería la que entrará en la puerta grande, como el fin de la dictadura sangrienta tras 39 años. Matar al dictador precipitadamente era cuanto menos peligroso.
La noticia llegó minutos antes de las cinco de la madrugada a la redacción de Europa Press, donde hacían guardia José Luís Blanco y Marcelo Martín Arrosagaray, jefe de teletipos y redactor jefe respectivamente. Darle el OK a la noticia era una tarea muy complicada. La incertidumbre se apoderaba ante estos dos periodistas, que o entraban en la puerta grande del periodismo o sufrían las peores consecuencias posibles. Finalmente la noticia salió y no se equivocaron. El dictador fascista ya no se encontraba vivo. Antonio Petit, compañero y amigo de ambos, les llamaba para confirmarles que la noticia estaba lista para salir por los medios oficiales de la época, en este caso el servicio de noticias Cifra, perteneciente a la Agencia EFE. Sin embargo el Director General de Prensa le llamó (a Martín) para amenazarle. ''Te vas a tragar el teletipo'' le espetaba desde la vía telefónica.
Aquella madrugada fue agotadora, como relató el propio Martín Arrosagaray en un artículo para El País, el sindicalista Juan García Carrés les llamó para reclamar información, y al enterarse se puso a llorar.
La noticia se estaba moviendo desde las once de la noche, cuando el enviado al hospital Marcelo González relataba que había movimientos extraños en la clinica. Contrasta con las afirmaciones de José Oneto, entonces subdirector de la revista Tiempo, que dice que a la una de la mañana se marchó de la planta donde estaba Franco al estar todo en gran calma.
El ministro León Herrera haría pasadas las seis de la mañana la confirmación por RNE y en torno a las diez de la mañana el jefe de gobierno Arias Navarro lanzaría el ya famoso mensaje televisado con las palabras: ''Franco ha muerto''. La democracia había llegado.
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