Es la noticia del día, la condena de la jornada, Hermann Tertsch ha sido condenado a pagar 12.000 euros a la familia de Pablo Iglesias, después de haber llamado a su abuelo ''criminal''. El columnista de ABC se ha visto obligado a retirar la columna de opinión y difundir el fallo de la sentencia, emitida por la Audiencia Provincial de Zamora, con fecha 31 de julio de este año, en primera instancia.
En la sentencia se afirma que se ha lesionado el honor de Manuel Iglesias, abuelo de Pablo Iglesias Turrión, líder de Podemos, en el articulo 'El abuelo de Pablo' publicado en 2016 en el diario ABC, en el que el periodista colabora desde su salida del diario 'El País' hace aproximadamente una década.
Esta no es la primera vez que Terstch se ve envuelto en problemas judiciales, ya que, en 2009 demandó al humorista Wyoming por vulneración del honor, después de un montaje de unas palabras suyas en el programa humorístico 'El Intermedio' y que según él había desembocado en una agresión en un bar nocturno, poco después. La demanda contra el humorista fue desestimada en primera instancia en 2011, ya que consideró que no se había producido tal hecho, según recogía el diario 'El Mundo'.
También recoge 'El País' que el Comité de Empresa de Telemadrid, cadena en la que presentó 'Diario de la Noche' durante los años duros del aguirrismo, le demandó en 2008 por atacar a los sindicatos, que en aquel momento protestaban contra la manipulación pro-PP en la cadena, y que convocaron gran cantidad de huelgas de 24 horas, como medida de protesta. Todo ello lo hizo en los editoriales de inicio de su informativo de medianoche.
Esta condena se enmarca dentro de la ''guerra de trincheras'' en la que se ha visto sacudida el periodismo español, desde tiempos inmemoriales, y que tiene a los columnistas y tertulianos como caballitos de batalla del partido, ideología o empresa a la que sirven, y la que ha provocado que los niveles de aceptación y credibilidad de la profesión, antaño reveladora de la verdad, y hoy más bien ocultadora de lo que no interesa a los poderosos, con honrosas excepciones, caiga a niveles preocupantemente bajos, que provocan el hooliganismo excesivo en la sociedad, y la crispación como modo de vida de cualquiera que tenga opinión poco razonada sobre algún tema. Este es el periodismo que destruye la sociedad, y que impide el avance del mundo, hacía un lugar, razonablemente confortable en el que vivir. Y vaya esto por hooligans de la ideología que sea, llevadas hasta el extremo absurdo de la parodia propagandística, intentando que cale, y cala, en la sociedad. Estamos en 2018, no en 1800.
Comentarios
Publicar un comentario
Este blog no se hace responsable de las opiniones vertidas en el apartado de comentarios. Todos los comentarios que contengan ofensas o faltas de respeto serán eliminados.