Pues ya tenemos en marcha la nueva edición de 'Operación Triunfo', el talent de moda en este 2018. El programa estreno temporada ante un 20,5% de la audiencia y 2.321.000 telespectadores. Sube en share respecto al inicio del pasado año, pero es la menos vista de la historia, producto de la diversificación de la oferta. Estos datos le permitieron arrasar en su franja, dejando lejos a Antena 3 y Telecinco.
El programa ha generado en el último año una expectativa y una ansiedad por el retorno, algo que no ocurría hace un año, con el reencuentro de un año antes, como único precedente, más para nostálgicos de sus juventudes que para jovenes ansiosos del programa. Porque a los ahora espectadores les queda lejos aquella fallida edición de 2011. La mayoría ni la vieron, eran demasiado pequeños para tragarse el show, y ahora en plena adolescencia son fans irracionales del programa, que es para ellos como una segunda vida. Porque Gestmusic ha sabido mantener esa capacidad de provocar en los espectadores la necesidad de saber en todo momento como está su concursante favorito, es casi una preocupación como si fuera uno más de la familia. Ese es la clave del éxito de un programa así, la atracción por personas con los mismos problemas que el resto, que se muestran igual que una persona de la calle y que luchan por un sueño.
Pero esta edición lo tiene muy complicado, porque si ya es difícil conseguir con un éxito, más difícil aún es mantenerlo. Y esa es la obligación de los directivos, hacer olvidar a los jovenes a las estrellas de la pasada edición, ya son el pasado, y engancharlos a la nueva. De momento van por el camino correcto, gracias al canal 24h de YouTube, que esta tarde tenía a 100.000 personas enganchadas al reparto de canciones de cara a la próxima gala.
El programa además se nutre de dos profesionales todoterrenos como Roberto Leal, presentador del programa, o Noemi Galera, directora de la academia. Su frescura y autenticidad son dos pilares del formato, que tiene en Leal al presentador perfecto del programa, un ídolo más de los fans. También ayuda el no centrarse en peleas, esto no es el Sálvame, como en la era Risto Mejide, cuya mala hostia acaparaba las miradas, desvirtuándose el concepto del programa, y convirtiéndolo en un GH de cantantes. El paso a La 1 ha sido revitalizante en el programa.
La nota de esta gala es un...¡8!.
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