El domingo por la mañana Argentina amaneció en el apocalipsis. Fue la más perjudicada de un severo apagón que afectó también a Uruguay y Paraguay. La falla comenzó a las siete de la mañana y se prolongó por varias horas más, con todo lo que implicaba. La televisión aguantaba estoica al aíre, con Dominique Metzger y Canaletti aguantando el tipo en TN, mientras las elecciones en cuatro provincias intentaban efectuarse como se podía.
En aquella mañana todo era más romántico. Esa podría ser la visión poética de tan grave asunto, y esa es la versión con la que El País prefiere quedarse. Para el periódico era el día propicio para escuchar la radio a pilas, como años atrás. Era una vuelta a la niñez, una idílica niñez que no era interrumpida por los molestos aparatos tecnológicos. La televisión pasaba de los 6 puntos habituales de TN a apenas 0,2. En la redacción de Verne se retorcían de felicidad.
Sin embargo la realidad de la Argentina era bien visible. Algunos chequeos a los trending topic de la oscura mañana permitían mostrar que la sociedad andaba bien desesperada. Estaban los que recordaban tutoriales de YouTube sobre como cargar móviles con una patata o los que se vanagloriaban de que no hubiera saqueos. El país está acostumbrado a tener miedo desde lo ocurrido en Córdoba en 2013. Una versión mucho menos romántica.
Es la cruda realidad de la catástrofe que se vivió el pasado domingo, el día en el que un país quedó a oscuras. Es lo complicado de la vida, aquello que si fue relatado en otra ocasión. Cuando el apagón fue en Venezuela, El País también informó, aunque en aquella ocasión no lo hizo con velas, sino que mostró lo más duro de la noticia. Colapso y fragilidad. Esos eran los adjetivos de lo sucedido hace tres meses. Era la misma dirección, encabezada por Soledad Gallego-Díaz.
Cuestión de matices. Será que en Argentina, país que hace unas semanas tuvo que ver como mataban a un diputado en plena calle, será un lugar menos violento y más romántico que la dictadura venezolana. O tal vez sea que las gafas de ver el mundo cambian de vez en cuando. Todo puede ser.
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