Estamos con la resaca de los cambios en la Cadena SER, que se materializarán en el próximo mes de septiembre. Por si ayer viviste alejado del mundo, todo se resume en un intercambio de cromos entre Pepa Bueno y Angels Barceló, y la salida de Toni Garrido del matinal, rumbo a lo desconocido.
No era una revolución, era como mucho una evolución. Nuevamente la cantera de la emisora ha salido perjudicada, ya que no ha conseguido entrar en ningún programa clave. Jesús Gallego y Pedro Blanco, que estaban en rampa de salida a puestos estratégicos, se quedan un año más en una posición secundaria. Y es una pena, porque sus voces necesitan que la emisora las cuide y las premie con un rato más de microfono. No pasará.
Quizás fuimos ilusos en pensar que esto podía ocurrir. Demasiado. En los últimos siete años la emisora solo ha apostado por cuatro voces de la cantera: Javier del Pino y Dani Garrido en el fin de semana, y David Broncano y Mara Torres en las noches. De tres de esas voces es indudable negar los éxitos conseguidos, de una cuarta se le agradece que al menos siga dando la pelea. Dando la pelea contra unos ''individuos'' que algún día trabajaron en Gran Vía, y al que cierto director expulsó no muy amablemente. En realidad expulsó a uno solo, pero ese uno era el líder de un grupo humano, mucho más que un simplemente grupo de trabajo.
En aquel sombrío 2010 la cantera se esfumó en cierta parte, y entonces hubo que fabricar otra cantera, con capacidades nuevas y voces frescas. Esa cantera se esfumará también si desde un despacho la invitan a esfumarse. Y como dicen que un hombre siempre cae dos veces en la misma piedra, parece probable que eso vuelva a ocurrir.
Quizás pase en todas las empresas, es lo más probable. Es casi lógico que los jefes se anclen a su sillón mientras que el talento es empujado de su silla. Años después se sigue viendo un buen modelo de negocio. En la SER sobran algunos de los que están y faltan otros de los que se fueron. Mientras los oyentes castigan y castigan a Pepa Bueno, premiada por los jefes con la medalla de plata de ser reubicada en las noches, en otro lugar que se ve triunfa Ana Pastor, convertida en periodista de referencia y que algunas veces pasó por la redacción de la emisora.
Pastor supo volar. Hay otros que o no han sabido o no han querido. Muchas veces el apego emocional te hace que te guste quedarte en tu trabajo, mientras que el ascenso se esfuma. Las voces de Pedro y Jesús simbolizan ese apego a la SER que les hace quedarse. Los oyentes nos consolamos con que su voz siga sonando por las ondas, pero queremos más. No habrá más. Pedro y Jesús seguirán, no se irán, quizás le echarán. Habrán visto sus jefes números, no habrán oído voces. Pasa mucho, en esta emisora y en otras. La radio son voces, no números. Y las voces nacen y crecen, y necesitan crecer, y hay que dejarlas que crezcan. Nunca le cortéis las alas a una buena voz, Cadena SER.
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