24 horas después uno sigue asombrado por lo que anoche ocurrió en TVE. Anoche quien encendiera la pantalla del canal de información continua, el 24 Horas, se encontraría con Marc Sala entrevistando a Arnaldo Otegi. Esta fue la entrevista, pero antes fue la polemica.
Desde que se supo la noticia, diversos partidos de la derecha, cuyo nombre todos conocemos, llamaron a boicotear al canal por realizar semejante entrevista. Criticaban que se entrevistara a un terrorista, y no entraré a valorar sobre los meritos, más que dudables, de esta persona en periodos anteriores, pero lo cierto es que actualmente se encuentra a la cabeza de una formación que está al interior del Congreso de los Diputados, y que es noticia.
Es noticia. Se acuerdan cuando en España se podía entrevistar a quién se quisiera sin que demócratas disfrazados de censores impidieran que eso ocurriera. Se acuerda cuando usted, querido lector, podía encender el televisor sin que el politico de turno le dijera lo que tenía que ver. Se acuerdan cuando vivíamos en una placentera democracia de gustos.
Pero ese respeto hacia usted se rompió. Le piden, casi le exigen, que no encienda según que canal porque puede encontrarse con según que persona. Lo hacen y usted se deja hacer. Se deja hacer porque tiene la creencia de que ellos son los buenos, ellos le protegen e incluso ellos piensan solo en usted. No se engañe, en realidad solo está consiguiendo ser moldeado a su gusto. No le protegen, pero usted les protege de forma inconsciente.
Ellos juegan con usted. Quizás no lo sepa, pero lo hacen. Los mismos que le suplicaban hace una noche que evitara pasar por la televisión pública, se encargaban de contarle lo que usted debería no saber, a riesgo de que su felicidad fuera su destruida y su vida se desmoronara. Ellos si la veían, y misteriosamente han sobrevivido. Milagro.
Pero fíjense que en la televisión pública son bondadosos y cumplen su labor. En la misma pantalla en la que anoche salía la cara de Otegi, hoy sale la cara de un dirigente de uno de esos partidos. Hoy se han reconciliado con el mismo equipo al que anoche denostaron. Hoy tratan con respeto al periodista del que ayer dudaron. Son así, serán así.
Marc Sala demostró anoche decencia. Sabía que los ojos estaban sobre él, y que esos partidos no le permitirían ni un desliz, y estuvo como había que estar. Fue incisivo y preguntó lo que tenía que preguntar, y eso muchas veces escuece. Ni encerronas ni lavados de cara, hizo periodismo. Anoten esa palabra.
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