Los castellano-manchegos tenían ganas de recuperar su ente autonómico, una vez que Ignacio Villa sembró al canal en una continua fuente de escándalos, debido a la manipulación informativa y los desorbitados gastos.
Una de las principales promesas de Emiliano García-Page tras conseguir la presidencia de la Comunidad en 2015 fue mejorar los medios de comunicación públicos. Era casi una promesa personal, ya que él había sido una de las grandes victimas de los des-informativos de la era Villa, con continuos ataques a su labor como Alcalde de Toledo.
Para la labor se contrató a Carmen Amores. directora de programación de Canal Sur. Bajo su etapa la programación se articuló en la creación de la versión propia del programa de Juan y Medio, con Ramón García al frente, y la eliminación de las tertulias políticas diarias. Así mismo se recuperó a caras históricas de la cadena como Ana Isabel Albares y se despidió a la redacción de Nacho Villa. Pero lo gordo llega en la programación, que parece hecha con desgana y que da síntomas de agotamiento desde hace tiempo, incluyendo frecuentes cambios de horario, especialmente en el fin de semana.
Se supone que se debe ofrecer un servicio público, ya que esta es la función del medio público que pagan todos los ciudadanos. Sin embargo ese servicio quedó anulado cuando el pasado día 19 la cadena decidió no ofrecer un especial informativo por la constitución de las Cortes. Es una cobertura clásica en las cadenas autonómicas, pero en este caso la cadena apostó por irse al mercadillo, uno de los programas míticos de la cadena.
En el canal autonómico quedan muchas cosas por hacer, y pocas ganas por hacerlo.
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