España contiene el aliento aguardando noticias desde el pozo de Totalán, Malaga, en el que un niño de dos años llamado Yulen se cayó ayer mientras paseaba por el campo. Las labores de rescate están siendo difíciles, por la estrechez del pozo y también por la altura.
Como en toda tragedia que se precie, los medios de comunicación se han trasladado al hasta ayer desconocido pueblo malagueño para afrontar horas de cobertura sobre este suceso. Aunque la noticia no de realmente para llenar horas de pantalla, de transistor. Por eso cuando faltan noticias, los medios consideran que es oportuno remover la mierda familar, a ver que sale. Hoy ha tocado recordar que hace un año un hermano de Yulen murió con un infarto mientras estaba en la playa. ¿Y? ¿Qué aporta a una noticia así el que su hermano muriera infartado? En ese ''afan'' de informar, caen en el morbo, en el sufrimiento insustancial. Defienden que ellos tienen la libertad y el deber de informar, pero solo reabren la herida de una familia dolida por un sufrimiento así y exponen su vida privada, la intima.
Se comportan como buitres carroñeros en busca de una presa facil, lanzan sus garras sobre el objetivo y no cesan en el objetivo del morbo hasta que una lagrima se derrama. En medio de una tragedia buscan el número, porque hace tiempo se olvidaron de informar, que es se supone su objetivo. Se comportan como el frutero cuando te vende una pera o un peluquero al convencerte de que te hagas un corte de pelo. Vivimos en una sociedad enferma, y cada día lo compruebo más. Se ha perdido la fraternidad, se ha perdido el compañerismo, ahora todos quieren ser lo que destaquen, y para ello usan el juego sucio.
Encendí a las tres de la tarde Antena 3, y me encontré el telediario sintonizado, el rotulo daba la información que hoy mencionó. Cambie la tele pensando que sería un caso aislado, que nadie más lo publicaría, pero no. Tuve suerte de que encontré La 1, donde si daban un enfoque profesional a la noticia, con expertos. Por ello, prefiero no generalizar, al menos en este asunto, y culpar directamente a aquellos que arrojaron la ética periodística a la basura. Y hablo de Atresmedia, de La Verdad, de la Cadena SER, del ABC, de Mundo Deportivo, del Diario de Ibiza, de la Opinión de Murcia y no se si habrá alguno más.
Escucharán a menudo a periodistas hablar de derechos, dándose palmaditas en el pecho, pero ¿y la familia no tiene derechos?. No todo vale. Reflexionemos.
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