Antena 3 estaba haciendo el ridículo. La mega apuesta para las mañanas, que no era precisamente barata, estaba fracasando a lo grande. Para la segunda temporada de 'Cada Día', iniciada en septiembre de 2005, había que tomar medidas. La desesperación era cada vez más palpable.
Así ahora Campos tenía que compartir labores, al menos sobre el papel, con dos personas más: Arantxa de Benito y Antonio Espigares. Además, la propia presentadora saldría a la calle para ayudar a resolver los problemas de la gente. Un intento de competir con Ana Rosa, mostrando a una presentadora más cercana con la gente, los mismos que meses atrás habían tenido que ver como insultaba en directo a su ex-jefe Paolo Vasile.
Pese a las novedades, 'Cada Día' aguantó solo hasta septiembre. Sería la gran derrota de Campos, que soñaba con tener un retiro de oro en la cadena de Planeta, y dejarle el puesto a la ''hijisima'' Terelu, que había estado calentando por la banda en las tardes de Telemadrid. Madre e hija desconocen que el verano de 2004, en vez de consolidarlas como estrella de la televisión, acabaría por finiquitar su carrera profesional, no a través de una desaparición inmediata, pero sí a través de una lenta agonía, lo peor que le puede ocurrir a un profesional televisivo.
A Campos optaron por reubicarla en la mañana, la clásica franja, pero más tarde y menos tiempo. Decidieron quitar todas las secciones y quedarse con la parte más informativa. Aquel invento se llamó 'Lo que InTeresa', un juego de palabras que no la catapultó al liderazgo de la mañana. Aquel público prefería a Ana Rosa e Inés Ballester. El invento, que debía ser exitoso ya que la politica era lo que mejor le iba, duró hasta primavera.
La gran retirada de la reina de las mañanas, que después de quince años debía haber sido un gran homenaje a la trayectoria de Campos, fue escondido en un día más para muchos, cuando su público le había dado la espalda. Fue una retirada amarga a una trayectoria matinal dulce, con éxitos en La 1 y Telecinco. Pese a todo, no aprendió de los errores.
Por cierto por aquel programa, María Teresa cobraba tres millones de euros al año, más treinta mil por cada especial que realizara. Un error de Antena 3, que claramente no pudo rentabilizar la inversión, y que un año antes había realizado un ERE.
Los sueños de la comunicadora, de ver una parrilla de Antena 3 con ella reinando por las mañanas, y su hija por las tardes, se disiparían rápidamente. Nunca debió de haber dejado Telecinco, más que nada porque hubiera tenido una retirada mucho más digna que la que estamos viendo ahora.
La semana que viene veremos como Campos tiene que buscar su trabajo fuera de la televisión, y por último su regreso a Telecinco.
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