Dicen que en España es el lugar donde más telebasura se cultiva. Probablemente eso sea una verdad, es más que probable que entremos dentro del top five, pero no conviene aceptar la idea de que en otros países la televisión es más blanca que una camisa. En esa camisa blanca hay manchurrones, que muchos o no ven, o directamente no quieren verlo.
Uno de esos manchurrones ha impactado en nuestro país, ha colisionado entre aquellos más pendientes del mundillo, y ha sido un leve movimiento sísmico entre el resto de la población. La noticia nos ha llegado hoy, pero en Reino Unido lleva siendo noticia desde comienzos de semana.
La ITV ha cancelado 'The Jeremy Kyle Show', un talk-show emitido diariamente a las 9h25, y que congrega a un 22% de la audiencia matutina. El programa, que se emite desde 2005, pendía de un hilo. Tanto la emisión como las grabaciones estaban detenidas.
¿El motivo? Steve Dymond, de 63 años, acudió hace diez días al programa de testimonios para demostrarle a su esposa que no le era infiel. Se sometió al polígrafo, y este aseguró que mentía. El hombre estaba siendo humillado delante de un público, y posteriormente del millón de espectadores que vería el programa. No pudo con la presión, y días después se suicidó.
El programa, duramente criticado por jugar con los sentimientos humanos, es ahora producto de una investigación de los directivos de la cadena, acostumbrados ya a las polémicas, pero nunca a un hecho de este tipo.
Su compañero de cadena Piers Morgan, que presenta el matinal 'Good Morning Britain', ha abierto un interesante dilema en su columna del Daily Mail: ¿Por qué esto nos irrita tanto pero permanecemos impasibles ante las imágenes más crudas e innecesarias de los informativos?. El problema es que esta no es una defensa para el programa, ya que ambas cosas son injustificables.
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