Leía de Francisco Izuzquiza hoy un hilo, un hilo que me dejaba sorprendido. Contaba que se había pasado por los micrófonos de Onda Madrid, y que esa visita a la radio de los madrileños, había levantado en los oyentes un curioso sentimiento.
La radio es un medio capaz de levantar pasiones con una mayor fuerza que la televisión. Al locutor se le quiere de una manera casi agobiante, se le ama y se le considera uno más de la familia. La voz que salía del transistor, colocado en el salón o en la cocina, era un habitante más de la morada.
Pero la radio ya no solo está en el transistor. En el podcast, la radio ha encontrado una nueva vida. Alejada del directo, de la ruedecilla del dial, muchos todavía miran al invento con ojos de superioridad moral.
Izuzquiza es una de las personas de radio, que además, hablan de la radio. Y claro, para un veterano de la radio, amante de las ondas, puede chocar un poco alguno de los mensajes que le han llegado. La radio no lo pierde, porque la radio sigue contando con él.
El podcast como futuro de la radio. Un futuro que tiene que enganchar a más de uno, que cree que todo lo que se esconde fuera es peligroso. Pero no, la radio tiene mucho futuro, y también mucho presente, y gente como Izuzquiza contribuye a ello. Radio en las venas, podcast en el corazón.
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