Con la D de Domi del Postigo, guía espiritual de un viaje radiofónico de dos horas. En su reencuentro con la radio regional, el periodista malagueño se notaba emocionado, entusiasmado con la nueva labor, en un retorno tras dos décadas, 21 inicios de temporada, a la radio pública, la radio de los andaluces.
Del locutor de sangre roja y corazón de otro color, es responsabilidad y propiedad la franja de dos horas, con inicio en las nueve de la mañana y finalización en las once de la mañana, siempre que sea sábado y domingo. Celebrando la mágica oportunidad de reencontrarse con la radio, el soporte de la RTVA, y optimista ante la ilusión de vertebrar a ocho provincias bajo las ondas, con un programa en construcción, lleno de vida, con la intención de ser un regalo.
Empezó Domi como mejor sabe, con una reflexión, un comentario, un regalo para los oídos, en forma de carta de presentación, que no es otra cosa que los deseos que uno tiene al inicio de un programa, al inicio de un proyecto vital.
La voz de Domi como acompañante, la fuerza de esa voz, que te recoge y te protege al calor de las ondas, te despierta, te agita y te relaja en el despertar, seguramente más relajado, del fin de semana, con un programa puramente andaluz, que por otra parte es lo que toca hacer, radio de Andalucía, apelando al corazón de la bandera ondeante, símbolo repudiado últimamente.
Es un programa de Domi, eso que llaman desde hace ya años un programa de autor. Entrevistó a Natalia Lacunza y Javier Imbroda, conversó con Elvira Roca, y se acercó, ya con las legañas en el olvido, a charlar con Guillermo Milano y Antonio Morales Martínez. Son nombres propios, nombres que pueden pasar desapercibidos, pero nombres que salvan vidas. Ya sea desde las manos desde un médico, o desde el cerebro desde un artista, corazón de la cultura que enriquece la existencia entre visita y visita a ese médico que te ayuda a seguir en el mundo.
Y de todos esos nombres, solo uno, solo un político. Promete, lo hace desde el micrófono, sembrar de cultura, de nombres de la Andalucía cotidiana, urbana y rural, terrestre y marítima, el sorbo del café del fin de semana, en los que las noticias se descomprimen un tanto.
Aunque esta mañana, la mañana del domingo, ha debido arrancar el espacio con una crónica luctuosa, la de la desaparición física, pero continuación en el recuerdo, de Camilo Sesto, cantante y figura de una época, fallecido en la madrugada del segundo domingo de septiembre, después de una enfermedad que le había lastrado. Lo ha despedido cantando, a su estilo. El estilo de Domi.
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