Dicen que 'Espejo Público' ya no es lo que era. Dicen que el programa que cambió los esquemas y obligó a Ana Rosa a madrugar, ya no es lo que era. La imagen del programa está por los suelos, con las fechorías cometidas en la cobertura de trágicos sucesos como principal motivo.
Pero en Antena 3 han decidido que esta temporada va a ser diferente. No piensen que los directivos se han dado un golpe en la cabeza y han recuperado el buen gusto, solo han visto las audiencias. El programa de Susanna Griso ya no es lo que era, ni siquiera en números. Es ese estudiante de notable que bajó su rendimiento, aunque no creemos que haya encontrado pareja, y que se ve incapaz de remontar.
Es por ello que ayer, lunes, en el inicio, en la puesta de largo, de la temporada 13, con toda la superstición que eso contempla, en horario matinal, Susanna Griso saludó a la audiencia desde un plató nuevo que no era tan nuevo.
En la temporada 13 Susanna arrancará todas las mañanas su programa desde el plató de informativos, en un bonito hermanamiento, que queda ante el espectador como algo cutre. Porque ellos no avisan, no informan, desde dónde están emitiendo, dicen que es un nuevo plató que se han sacado del bolsillo cósmico de Doraemon, el amable gato que parecía ser dueño de una tienda de empeños.
El problema es que han conseguido algo: que el plató de informativos, grande como él solo, parezca enano. Y la culpa la tiene un panel que han instalado a la derecha de la pantalla, desde el ojo del espectador, que provoca que se pierda la profundidad que da la vista a la redacción. A ese panel le declaro mis peores deseos, por ese panel mataría en el conflicto bélico.
Pero no piensen que solo reutilizan el plató de las noticias. Esto va a mejor, y en torno a las once menos cuarto la presentadora catalana se da un paseillo por las inmediaciones del canal, y pasa lo que pasa. Se encuentra a Nacho Abad en la cafetería pidiéndose una manzanilla mientras cuenta el inicio del juicio por el asesinato de un niño o a Cristina Fernández repasando el guión mientras recuerda rencillas pasadas con el nuevo de la oficina, Jesús Mariñas.
Mariñas, entre otros tantos, participa del nuevo ''+Espejo'', una evolución del desaguisado del final del programa, en el que se mezcla los sucesos con el corazón, y alguna denuncia social. Ya instalada en el estudio de toda la vida, Griso habla con sus colaboradores, sentados en unas confortables butacas, hasta que Arguiñano enciende el fogón.
Entre esos colaboradores está el siempre laureado Fran Rivera, presunto votante del Pacma, que después de las polémicas declaraciones de la pasada temporada, ha visto como le permitían volver un año más, en un papel de lider editorial por el que el 'New York Times' pagaría hasta con la ropa del director.
Entre esos colaboradores está también Romina Belluscio, que vuelve al matinal de Antena 3, aunque lo hace en un peor momento para el programa que en su primera etapa. Tiene hasta sección propia, de esas secciones que se anuncian a bombo y platillo, y que acaban desapareciendo, con la misma ausencia de bombo y platillo con que lo hace un programa de sobremesa en Cuatro.
Sigo pensando que la receta del éxito para 'Espejo Público' es acortarse hasta las 11h30, reducir los sucesos, dar más tiempo de política, renovar un poco los colaboradores, y tener paciencia hasta que la imagen de Susanna Griso deje de estar tan desgastada.
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