Anoche se emitió la sobre-promocionada entrevista de Jordi Évole al Papa Francisco dentro del programa 'Salvados' de La Sexta. Con un interesante inicio en el que por primera vez el programa se inmiscuye en la ficción, para retratar en cinco minutos la vida de San Francisco de Asís, a raíz de unas declaraciones del pontífice. Un entretenido homenaje al neorrealismo italiano, que ha vuelto a marcar la senda de la televisión de calidad.
Uno de los miedos que nos podría dar a la hora de plantear el visionado de esta entrevista era que Évole, antaño follonero de la televisión patria, se achantara ante la figura de Francisco, y realizara una entrevista cómoda. Sus promociones en los diferentes espacios de La Sexta, en las que describía la emoción de haber podido entrevistarle, y la anécdota del cariño de su madre al Papa, podían inducir a error.
Porque Évole da caña y la da siempre. Le preguntó por los temas que la gente quería saber, y lo hizo sin fisuras, teniendo que comerse algún que otro ''secreto de confesión'', pero que es algo habitual entre religiosos y no tanto.
Y el Papa aprovechó la noche para dar ciertos recados. A los que cierran puertas a los inmigrantes, a los que desprecian a las personas, a todos los que merecían un toque de atención. En los seis años de papado, Francisco ha demostrado que no teme a nadie, y que está en contra de la autocensura.
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